domingo, 22 de enero de 2012

Capitalismo Popular Vs. Demagogia Populista (Osmer Enrique Castillo)

“No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo” Victor Hugo.

Sin dudas, al Capitalismo Popular le ha llegado su hora. Maria Corina Machado bien puede presumir de colocar en el lugar, momento y situación indicada la avasallante idea de construir un modelo social, económico y político que superponga las libertades humanas por sobre el concepto caduco e inmoral del Socialismo del Siglo XXI.

Capitalismo Popular no es una cosa por construir, de hecho coexistimos con él, transpiramos ganas de emprender y soñamos con formas de bienestar que sólo con capital libre es posible lograr. Por el contrario, la mejor experiencia socialista vigente, la cubana, sólo puede mostrar avances en uno que otro indicador social, pero siempre a partir de una sociedad reprimida, limitada en sus derechos y sujeta al control de variables (el hombre como dato) de la planificación central. 50 años después el fracaso es tan paradigmático que Raúl ha tenido que ceder terreno a reformas capitalistas que se acentuarán en el devenir y en la inevitable insurgencia de nuevas generaciones de líderes que sustituirán a la pléyade de dinosaurios que gobiernan a aquel pobre país.

Lo anterior sirve para desmitificar la idea de paraiso terrenal que intenta vendernos nuestro felón, a contrapelo de lo que hoy sucede en las antiguas repúblicas soviéticas y la propia China, que con su consigna "Un país, dos sistemas", pretende conquistar el mundo. Seamos claros, China es hoy muy salvajemente capitalista y lo que aún tiene de comunista seguramente con el tiempo pasará a ser una reliquia, como una foto del Ché.

La demogogia populista que nos gobierna y que cantinfléricamente se hace llamar Socialismo de Siglo XXI no es más que una forma de reproducir, mediocremente a decir verdad, las peores prácticas de gobiernos del pasado que hicieron del erario público una fuente de riquezas para pocos. En honor a la verdad también dejaron obras y aires de libertad. Este sólo nos deja deudas, abandono de la producción, exiliados a granel, petrodependencia extrema, muertos, miseria, medios expropiados (robados), caos, etc.

El Capitalismo Popular traduce el valor de la autosuperación puesta al servicio de una gran misión de país productivo, competitivo, generador de riquezas, donde ser propietario es ser digno, donde se es dueño del propio destino, donde el Estado está al servicio de la sociedad para que sus hombres saquen provecho de sus capacidades y ellas haciendo posible nuevas realidades de bienestar para las mayorías.

Son retos gigantescos, como no, partiendo de que se recibirá un Estado en ruinas. Pero hay que apostar a que este pueblo está hecho para grandes gestas y, sin duda, la gran gesta es por el conocimiento. Más saber, menos ignorancia. Más empresas productivas, menos organismos públicos parásitos.

Ante estos desafíos no abrigo la menor duda de que el mejor camino es el Capitalismo Popular.

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