"Supiste que vencer o ser vencido son caras de un azar indiferente, que no hay otra virtud que ser valiente" Jorge Luis Borges
M uy lejos de mí el restar importancia a la victoria de Henrique Capriles. Nadie podrá borrar la maravilla de 3 millones de venezolanos desafiando el miedo al concurrir masivamente a las primarias, ni negar el éxito y la valentía del vencedor. No hay duda alguna de que la Venezuela posterior al 12 de febrero es otra y que poco valen el dinero, la fuerza, el insulto y la intimidación frente a la fuerza avasalladora de un pueblo que despierta y de un líder que supo interpretarlo.
Pero cito a Borges para referirme también a otros.
Muy especialmente a María Corina Machado. A lo largo de casi cincuenta años de actividad política nunca me había encontrado con tal combinación de talento y de coraje. Bajo la apariencia de una niña frágil se esconde una mujer de temple excepcional.
El valor de lanzarse, al igual que tantos otros venezolanos, a enfrentar una autocracia inepta y corrupta; el sostener sus ideas sin pensar si servían para ganar votos; el postularse a la Presidencia de la República sin el apoyo de ningún partido u organización política; el mantener el rumbo sin tomar en cuenta a encuestadores y opinadores; el intentar vencer un machismo tan profundamente arraigado.
Todo ello pudiera evidenciar, además de determinación y valor, un dejo de terquedad. Es posible. Pero, como dice el Evangelio, es fácil entrar por la puerta ancha, pero exhorta Lucas a hacerlo por la puerta angosta: "Pues yo les aseguro que muchos tratarán y no podrán".
No pudo María Corina "entrar" en esta oportunidad, pero nadie puede negar que lo intentó con inteligencia, elegancia, constancia y, por sobre todo, con "la virtud de ser valiente". Pocos negarán que algún día lo logrará.
Con la misma sinceridad y con la misma convicción, elocuencia y determinación demostrada en la campaña, María Corina Machado ofreció su apoyo incondicional al vencedor, Henrique Capriles Radonski. Todos sabemos que no fueron palabras vanas y que el candidato de las fuerzas democráticas venezolanas tiene en ella un apoyo invalorable.
¡Éxito Henrique! Valor requirió también Ramón Guillermo Aveledo, al forjar con habilidad, paciencia, ingenio y brillo esta unidad que se expresó en la proclamación; arrojo encarnó Pablo Pérez, con su extraordinaria campaña y su pasión por el Zulia y por Venezuela. Igual puede decirse de Diego Arria y Pablo Medina. Coraje y eficiencia brindaron Teresa Albanes y quienes la acompañaron en la dirección de las primarias, para demostrar que un proceso electoral puede ser limpio y que el árbitro tiene y puede ser neutral.
Como ocurre muchas veces, a quien esto escribe los versos que otro escribió le ayudan más a expresar su sentir que cualquier texto propio. Por ello, concluyo, como comencé, ahora con palabras de José Martí, en la seguridad de que el poeta se refería tanto a hombres como a mujeres: "Hay hombres que viven contentos, aunque vivan sin decoro. Otros padecen como en agonía cuando ven que los hombres viven sin decoro a su alrededor. En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana. Esos hombres (y mujeres) son sagrados".
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